Exclusividad o espacios funcionales que sirven a todos

A propósito de un tweet de hoy sobre los «baños discapacitados» del Parque Arauco cerrados con llave, surgió el tema sobre la «exclusividad» de estos recintos y otros «especiales para Personas con Discapacidad».

Después de muchos años llegamos a la conclusión que, para tener mejores resultados en los espacios y situaciones que benefician el desplazamiento de las Personas con Discapacidad no debiera existir nada exclusivo, con excepción del estacionamiento, que por razones obvias, deben considerar mayor ancho . Vamos a los argumentos:

Las «rampas para discapacitados» son, la mayoría de las veces, diseñadas con excesiva pendiente porque son concebidas post construcción o para un grupo «tan menor que de seguro ni siquiera se usará» (argumento escuchado varias veces). De seguro ningún arquitecto ha probado «en silla de ruedas» las rampas que diseña para «los discapacitados»… las habrían rehecho casi todas. Si se debe diseñar un acceso que debe responder a todas las necesidades de desplazamiento y que va a tener que usar también la propia persona que concibió el proyecto, sea rampa, rampa – escalera, acceso a nivel, etc. de seguro funcionará porque entiende que debe responder a sus propias necesidades y a las de todos.

Lo mismo ocurre con los baños. Primero se hicieron baños en el interior de los servicios para hombres o mujeres. Poco tiempo después, el sencillo ejercicio de preguntarse que hace un papá que necesita asistir a su hija en el baño o la señora que debe ayudar a su marido (o viceversa), provocó sacar estos espacios hacia afuera para dar la opción más que lógica de asistencia en el baño a personas de ambos sexos. Por hacerlo mejor, estos lugares se catalogaron de «exclusivos o especiales» y, con las mejores intenciones, se dejaron con llave para que no los usara nadie más y cuidar la limpieza. El resultado de esta práctica fue descubrir (y fotografiar) que más del 50% de estos lugares están convertidos en bodegas (porque se «usan poco» como dicen por ahí) o no encontrar jamás al «señor que tiene la llave» (normalmente en «colación»). Cualquiera puede deducir que el proceso de usar un baño requiere cierta «inmediatez».

Los últimos años hemos visto aparecer un nuevo formato, más de acuerdo al comportamiento actual de las familias y de todas las personas. Los «baños familiares», de tamaño adecuado para ser usado por una persona en silla de ruedas (150 cm diámetro como mínimo en su interior), incluyen un mudador (hoy son varios los papás que realizan esa tarea en lugares públicos), el formato permite que ingresen varios miembros de una familia y que una persona con discapacidad pueda con toda comodidad hacer uso de él. Cuántas mamás esperan nerviosas fuera del baño de hombres con sus hijos menores en el interior cuando estos se niegan a seguir entrando con ellas al baño de mujeres. Este diseño se adapta especialmente bien en centros comerciales, aeropuertos, colegios, etc.

Otro diseño que responde muy bien al diseño universal es el de los cruces peatonales. Ya no debieran definirse «rebajes con diseños para personas con discapacidad». Las veredas debieran, en los cruces peatonales, ser rebajados en todo su ancho a nivel con la calzada, con una franja de textura de advertencia para personas con discapacidad visual. Cuántos nos hemos tropezado nos hemos tropezado con estos «rebajes especiales para discapacitados», de pendientes exageradas y angostos que ni las propias personas con discapacidad pueden usar.

Si todos usamos un mismo formato se preocuparán de que las pendientes sean las adecuadas ya que un mal diseño afectaría a todos. Nivelar todo el cruce peatonal a cota 0 con la calzada permite un cruce seguro y confortable a coches de niños, sillas de ruedas, bicicletas, carros transportando mercadería, etc.

Algunas fotos más para ilustrar los resultados de lo «especial o exclusivo para»:

Centro Cultural La Moneda: El acceso para personas con discapacidad fue definido como «acceso minusválidos Centro Cultural» (escrito tal cual) a través del ascensor y circulando primero por los estacionamientos subterráneos. Como no es el acceso lógico aún muchos intentan hacer uso del acceso de todos… con estos lamentables resultados. La única forma de enterarse que nos definieron un «acceso especial» es que el sr. carabinero que circula por ahí nos vea e informe.

Interior del «Baño familiar» del Centro Cultural Gabriela Mistral. Junto con los otros baños encontramos este «baño familiar», donde se puede en cualquier situación hacer uso de él. Va a estar tan limpio o tan descuidado como sus pares de hombres o mujeres ubicados al lado, la diferencia es que estará siempre disponible, a lo más tendremos que esperar el tiempo normal de uso por otra persona lo que será mucho menor que empezar a buscar al «señor de la llave».

Este cartel corresponde a un acceso por rampa al interior de una iglesia. La lectura supone que la persona que necesita hacer uso del acceso viene acompañada o que debe gritar hasta que la escuchen en portería. No existe el concepto de que las personas con discapacidad funcionan solas y en forma independiente, igual que todos.

Son cientos los casos detectados y fotografiados donde podemos comprobar que «las soluciones especiales para personas con discapacidad» y las «exclusividades» no funcionan. Si el diseño se hace equivalente a todos se minimizan las posibilidades de errores. Por eso podemos afirmar que NO queremos accesibilidad para «discapacitados» queremos demostrar que una accesibilidad universal es la mejor solución para todos.

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