Cuando el diseño nos falla
Recibimos esta historia que nos pareció un excelente resumen sobre el sentimiento que provoca el diseño cuando nos falla o nos provoca un conflicto en una situación puntual.
El diseño universal busca que estos conflictos ocurran en la menor medida posible, ya que debe satisfacer el máximo de necesidades en una infraestructura, producto, entorno o servicio para que sea posible de usar por la mayor cantidad de personas, independiente de sus condiciones físicas, sensoriales, edad, conocimientos, estatura, etc. Ahí es cuando cobra sentido la cita:
“Para la mayoría de nosotros el diseño es invisible. Hasta que falla.” (Bruce Mau, diseñador canadiense)
22 de septiembre 2024. Lugar: edificio de estacionamientos Mall Plaza Oeste. Ese día fue un día de lluvia sobre Santiago, una de las últimas del año. Con mi familia hace muy poco somos usuarios de un coche de bebés, tengo gemelas lo que significa que usamos un coche doble (lineal).
Desde el nacimiento de ellas salir es toda una aventura. Cargar el coche en el auto, desmontar asientos y luego llegar a destino y ensamblar nuevamente el coche. Tiempo en promedio de esa actividad conlleva al menos 5 minutos con reloj.
Dado el clima lluvioso de ese día optamos por ir a un estacionamiento cubierto. Es un edificio de unos 4 niveles aproximadamente en el cual solo existe conexión por el último piso hacia el interior del mall a través de un acceso directo a una tienda de retail. Nos estacionamos por libre elección en el piso 3. Protegidos de la lluvia por el piso superior teníamos cubierta la primera necesidad de evitar mojarnos.
Recorrimos perdidos y desorientados buscando algún ascensor o acceso al interior del mall, pero nos dimos cuenta de que solo existía una caja de escaleras como conexión con los otros pisos. Toda la gente se dirigía o venía de ahí (incluidos otros coches de bebés que eran portados en el aire para bajar o subir las escaleras). Dada nuestra condición de usar un coche extremadamente grande más dos bebés en el interior por ningún motivo es opción subir o bajar escaleras cargando el coche a pulso.
No podíamos creer que aquel edificio de estacionamientos no contara con señalética clara ni mucho menos con un ascensor o rampas peatonales para dirigirse al interior del centro comercial. Nuestra opción fue subir caminando por la rampa vehicular exponiéndonos todos a los inconvenientes de una circulación entre automóvil y peatón en partes en que como peatón no hay delimitación de seguridad ni menos pensar que un peatón puede ir por tal rampa.
Durante todos esos minutos pensaba en como lo tendría que resolver algún usuario en silla de ruedas. En ese piso no había estacionamientos de personas con discapacidad, no había ascensor, no existía señalización de alguna rampa. Solo queda como opción subir por la rampa vehicular.
Todo esto nos hizo ruido, si bien existen otras áreas donde están los estacionamientos exclusivos de personas con discapacidad, aun así se debería contar con un ascensor y hacer más accesible ese edificio de estacionamientos para muchos usuarios que también necesitan de un diseño universal.
Finalizando con esta breve historia, me gustaría llevar esto más allá, en que los temas de accesibilidad vayan de la mano con diseños, me sumo a que las ciudades pueden ser mejores para todos y todas.
Atentamente, Héctor González Henríquez