Tiempo libre | Visita al Museo Colchagua
Como cualquier familia, utilizamos el tiempo libre para visitar diferentes lugares y recorrer la oferta turística que nos ofrece el mercado. Opciones como museos, viñas, patrimonio o artesanía son muy atractivos, pero en nuestro caso el éxito o fracaso dependerá del nivel de accesibilidad de las instalaciones. Somos una familia común donde uno de nosotros es usuario de silla de ruedas.
Esta vez visitamos el Museo Colchagua en Santa Cruz, VI Región, donde estacionar el auto cerca del acceso resultó imposible. Se encontraba completo y no existían estacionamientos reservados para PcD en el interior. Pudimos encontrar un espacio a varias cuadras de allí, pero los rebajes de veredas no nos facilitaron el trayecto hacia el museo. O simplemente no existían o el exceso de pendiente requería permanentemente de ayuda para continuar camino.
Al llegar al lugar, tampoco existía una entrada peatonal accesible desde la vereda, por lo que nuestro ingreso lo hicimos por la entrada de vehículos. Esquivando los autos dimos con el acceso y la rampa para salvar el desnivel. Requirió igualmente de un empujoncito para salvarla. De ahí a la boletería, ubicada en desnivel, no se podía acceder a ella, lamentable, en especial tratándose de un edificio recientemente remodelado! Nos informaron que a las personas con discapacidad no se les cobraba, lo cual nos sorprendió y lo agradecimos… (¿será que no cobran porque la boletaría no es accesible?).
Finalmente entramos sin problemas y recorrimos las hermosas instalaciones. Ante la necesidad de un baño (algo usual y especialmente necesario para Pcd) existía uno supuestamente accesible, pero lamentablemente se encontraba en desnivel.
Hizo falta el estacionamiento para PcD, una ruta accesible desde la vereda y boletería y baño accesible
Algunas recomendaciones de accesibilidad:
Los lugares turísticos (como un museo en este caso) se ven favorecidos cuando poseen instalaciones con accesibilidad universal. Esto refleja la voluntad de una buena atención a turistas tanto nacionales como extranjeros con discapacidad, estos últimos acostumbrados a estándares donde el diseño y servicios se ajustan a sus necesidades para otorgarles la independencia y autonomía que necesitan.
Asegurar que un turista con discapacidad pueda acceder (como peatón desde la vereda o como conductor en su automóvil), circular por las dependencias, usar lo ofrecido (leer, ver, alcanzar, etc.) y poder evacuar el lugar en caso de emergencia. Todo esto en forma autónoma e independiente, debe ser el objetivo de un buen servicio.
Aquellos que entregan servicios de turismo, se ven beneficiados al incrementar a potenciales clientes; al entregar una mejor experiencia de cliente, al considerar a un grupo objetivo no cubierto, al ocupar fechas fuera de temporadas altas, además de evitar reclamos cuando la accesibilidad no es adecuada.