Ciudades accesibles | ¿Indiferencia o ignorancia?
Es una realidad que nuestras ciudades no son accesibles ni están preparadas para acoger la diversidad de capacidades físicas y sensoriales de sus habitantes; al respecto existe la sensación de que a las empresas, municipalidades, arquitectos, urbanistas, etc., les son indiferentes las dificultades que esto ocasiona a las personas con discapacidad.
Nuestra experiencia nos ha demostrado que existe un porcentaje menor que tiende a la indiferencia, desinterés o mala voluntad. En la mayoría de los casos, el que entornos y espacios no cuenten hoy con una aceptable accesibilidad universal, responde a varios factores:
• La lenta reacción de una sociedad que en el pasado relegaba a las personas con discapacidad como “personas enfermas” en sus casas, incapaces de integrarse a la sociedad como trabajadores, estudiantes y menos aún en actividades recreativas. El envejecimiento activo y la discapacidad participativa se encuentran fuertemente presionando para abrirse camino, pero como todo cambio, es un proceso que tomará su tiempo para llegar a los estándares éticos, culturales y legales que se necesitan.
• Tampoco es fácil conocer las necesidades de las personas con discapacidad cuando la inclusión laboral, educativa y social es aún muy baja y el contacto con personas con discapacidad es escaso. Esta falta de interacción natural provoca este retraso más bien por ignorancia que por no querer entregar los espacios y atenciones necesarias.
• La falta de formación profesional no ayuda a la difusión y práctica de la Accesibilidad Universal, estando actualmente su aplicación en manos de unos pocos o de aquellos que con buena voluntad deseen practicarla y difundirla. Nos hemos quedado pegados en el concepto de que «una rampa para personas con discapacidad» es todo lo que se necesita para cumplir con la ley.
Como Corporación y ciudadanos hemos comprobado que podemos y debemos influir en acelerar este cambio. La presión que ejercemos ha ido generando contenidos y recursos para instruir a la ciudadanía, empresas, municipios, comercio, universidades, etc., respecto a las leyes, normas y buenas prácticas. El llamado es que cada persona debe informarse para influir, educar y presionar en el entorno en que regularmente se mueve para que se generen y aceleren los cambios necesarios en el diseño de los espacios accesibles.
Por este motivo compartimos con ustedes algunos de los “Antes y Después” que se logran tras denuncias y seguimientos para producir los cambios. Los invitamos a ser parte de aquellos que están dispuestos a trabajar por una ciudad más accesible!