Intervenciones «ligeras» en el espacio público
Repensar el urbanismo es una tendencia mundial que apunta a la innovación y lo vemos aplicado en varios países desarrollados inspirados por la creciente importancia que se otorga a la movilidad peatonal. En Santiago han surgido algunas intervenciones puntuales, las cuales pretenden colaborar en visibilizar la necesidad de recobrar la importancia del peatón y la caminata como una acción que permite trasladarse, pasear y disfrutar del espacio público.
El 28 de Noviembre de 2016, se inauguró la demarcación de un cruce peatonal como ícono de “mejoramiento peatonal” en el barrio Mapocho, obra que se enmarcó en el Plan “Santiago Camina” y que busca sensibilizar a los actores urbanos frente a las necesidades de los peatones y ofrecer herramientas para que los ciudadanos “a pie” sean prioridad dentro de los proyectos urbanos.
Cruce peatonal donde se «decoró» la demarcación en la calzada, sin mejorar los rebajes peatonales en los cruces para el mejor uso y facilidad de todos. #TodosSomosPeatones Link para revisar noticia
Nos preocupa que la movilidad esté al alcance de todos, creemos que una intervención urbana de este tipo requiere algo más que solo pintura en el pavimento. La movilidad peatonal y la diversidad funcional que la compone demandan paralelamente mejoras en accesibilidad universal. Las “intervenciones ligeras” que hemos observado no colaboran en entregar señales de avance en lo que respecta a la obligatoriedad de la aplicación de condiciones de accesibilidad. Dichas condiciones están normadas por la OGUC (DS 50) y son requisito cuando se quiere mejorar un cruce peatonal.
Los problemas existentes de desnivel entre vereda y calzada, pendientes exageradas en rampas en los cruces, anchos rebajados que no corresponden al ancho total de la demarcación para el cruce, semáforos con señal audible (que debieran existir en los cruces de grandes flujos), tiempos de cruce, franja táctil de advertencia, etc. deben ser considerados y resueltos en su conjunto si hablamos de movilidad de calidad y para todos.
Algo similar sucedió con la intervención de “solo demarcación” del cruce peatonal realizado en calle Rosario Norte con Cerro el Plomo en Las Condes (estilo cruce tipo cruce de Shibuya – Tokio).
El modelo original realizado en Shibuya – Tokio consideró no solo la innovación de la circulación en diagonal, sino también los rebajes y alertas táctiles en todo el ancho demarcado para el cruce.
Los cruces peatonales son la continuación de las veredas (vías peatonales) y como tal, deben ser resueltos en su conjunto, como verdaderos “puentes peatonales”, que permitan el fácil y seguro desplazamiento a peatones con movilidad reducida a través de su paso por la calzada y continuidad hacia la vereda. Así lo hicimos ver a la Municipalidad de Las Condes, quienes respondieron en forma inmediata a nuestra sugerencia y adecuación a la normativa vigente respecto a los rebajes en los cruces:
Vista desde la acera del antes y el después de los trabajos efectuados en los rebajes de los cruces peatonales (vereda Sur-Poniente calle Rosario Norte con Cerro El Plomo)
Sin embargo, aún hay dos temas importantes que deben ser considerados en este cruce para que los resultados sean accesibles y sirvan a todos con igual seguridad:
Semáforos audibles: Este tipo de cruce rompe todos los esquemas de lectura del entorno que puede hacer una persona ciega, acostumbrada a la alternancia de paso entre una calle y otra. Por esta razón se hace imprescindible la adecuación de los semáforos con sistema audible. La normativa vigente desde marzo de 2016 dice: “En las vías de mayor flujo peatonal, la Municipalidad deberá dotar a los semáforos con señales auditivas y luminosas para las personas con discapacidad visual y auditiva…” (OGUC Art. 2.2.8 N° 9 g.), norma que debe ser incorporada para cada remodelación o alteración de un cruce.
Velocidad de derecho de paso del peatón: Chequear la factibilidad de un cruce peatonal por parte de personas con movilidad reducida, deja en evidencia si la priorización efectiva es del peatón frente al transporte motorizado. Los tiempos de cruce deben considerar también los tiempos requeridos por persona mayores o con movilidad reducida. Ante la inexistencia de una norma conocida al respecto, aplicamos el cálculo correspondiente a la normativa española de tiempo de cruce, que incluye la variable “más lenta” de algunos peatones. Esta norma establece que los ciclos de paso se deben realizar desde el supuesto de una velocidad de paso de 50 cm/seg. como mínimo para que sea adecuado para los casos de personas movilidad reducida. Fuente: Orden Ministerial VIV/561/2010, Capítulo VI, Articulo 23.6)
Solicitamos a la municipalidad la instalación de dispositivos audibles en los semáforos y ajustar la fase de intermitencia de éstos a 38 seg. (actualmente en 21 segundos) con el fin de permitir un desplazamiento adecuado y seguro para cruzar la diagonal, que corresponde al tramo más largo a salvar por los peatones y de paso utilizar este criterio para todos los semáforos de la comuna como práctica de accesibilidad.
Estos “pilotos” o “intervenciones urbanas” generan un efecto multiplicador, son imitados en distintos municipios, por lo que resulta importantísimo que los criterios de calidad queden de manifiesto desde el principio, para ser replicados bajo estándares accesibles que exige la norma actual.
A pocos días de la inauguración del cruce en Las Condes vimos replicar otro cruce similar en Alameda con Portugal con las mismas deficiencias descritas.
Cruce peatonal en Calle Portugal con Alameda (Fotos: ElMostrador.cl)
La accesibilidad y funcionalidad de los cruces peatonales son requisitos importantísimos para la inclusión social de las personas con discapacidad y movilidad reducida en el uso de una ciudad. La normativa chilena ya se encuentra alineada con estos principios. Hoy contamos con una ley de Accesibilidad Universal, ahora se debe trabajar para que esta ley sea conocida y aplicada y por parte de los municipios, se exija y se fiscalice.
El concepto de Accesibilidad Universal es una herramienta para construir una mejor ciudad, favoreciendo la movilidad peatonal de todos sus habitantes, que no excluya y funcione para todos.